sábado 21 de junio de 2008
Hablemos de los animales
(...) Esta semana estuve reunido con un grupo de personas que representaban a organizaciones protectoras de animales. Me plantearon varios temas. Entre ellos el desarrollo de nuestra Ley, que vamos a llevar a cabo, para establecer con carácter obligatorio el microchip que permita identificar a los animales abandonados. Es cierto que hay que poner un poco de orden en este tema. En la Aldea de Santo Domingo donde tengo una casa, cada año, cuando termina la temporada de caza, se acumulan los animales abandonados , sobre todo perros, en la cercana Sierra de Alor. También vamos a llevar a cabo algunas actuaciones encaminadas a evitar el abandono de animales y el incremento de los controles.
Le prometí a una de ellas que es también bloguera, que esta semana hablaríamos de este tema. Pido que hablemos...
Esta noche iremos María Luisa y yo a ver a Nuria Espert y a Buenafuente al Teatro Romano. Se sube el telón...
Buena semanita a todos y a todas.
Un abrazote.
Guillermo
No pensaba participar, pero si no lo hago seguro que otro día me arrepentiré. Deben respetarse a los animales y también a las plantas, pero... ¿no pensais que mientras existan personas que mueren por hambre no resulta un poquitín "cuesta arriba" hablar de derechos de los animales?. Supongo que la controversia está servida, pero es viernes y juego con ventaja. Por cierto, una de demagogia: ¿quién tiene mas derecho, un conejo mascota o un conejo que irá a la cazuela?. Un abrazo a todos. Guillermo si voy por mal camino...suprime. Un fuerte abrazo a todas y cariñosos saludos a todos.
Sr. Presidente, hace 20 años que los españoles decidimos traernos un perro al piso de la ciudad. Más o menos cuando (con gran previsión) empezamos a diseminar basureros por todas partes.
Siempre ha habido dos clases de animales, los que se fían de nosotros y los que escapan tan pronto nos ven.
A éstos últimos les va de maravilla. En Galicia, jabalíes, ciervos y lobos han reocupado terrenos que no pisaban desde el Imperio Romano. Con aportaciones recientes, como los muy depredadores visones americanos (sueltos de sus criaderos por ecologistas criminales), que se han instalado en la ribera del mar.
Siguen comiéndose entre ellos. Veremos qué pasa cuando descubran las bolsas de basura.
Como las gaviotas, que de basurero en basurero, han llegado a Madrid. Y sin exterminar a las palomas, que la comida es abundante.
A los confiados, peor que nunca. Para las vacas de leche descubrimos la tortura de inmovilizarlas todo el día. Falta de entrañas.
A los de compañía, de pequeñitos bien. De mayores, “olvidados” en las gasolineras (y los huskies siberianos, previamente cocidos por la calefacción).
Los abandonados ¿Qué hacen? Adaptarse al basurero, de donde saldrá una nueva raza, resultado de mil cruces.
¿Y los apaleados, los destrozados por el abandono? Inventan el suicidio, atravesando (una y otra vez) las carreteras, completamente derrotados.
Con las plantas, la matanza es parecida. Exigen una sensibilidad fuera de lo común (hablarles) que pocos tienen. Resultado, todos los días millones de ellas van del vivero a la ciudad, donde mueren ahogadas o sedientas.
El mismo exceso o falta de comida que (gracias a dios)solo sufren unos pocos peces, los tropicales (de colorines).
Los gatos. Se van salvando. Porque no nos pasan ni una. Ni nos permiten utilizar su cariño como adorno. Seguirán comiendo pienso en plato, tiempo y tiempo.
Cómo lo único que tenemos son cuatro paredes (y dos televisores), queremos encerrarlo todo entre ellas. Y el tiempo para el cuidado no cabe.
Remedio: comerlos (los perros abandonados). Como los chinos ¿O es que tienen derechos históricos? Y vacas y cerdos, no.
Un saludo a todos.