29/5/08

Los exámenes, la memoria, o las capacidades.

sábado 24 de mayo de 2008

Día importante

Hoy se ha graduado mi niña, aunque ya no es una niña, en el Instituto. Termina su bachillerato y dentro de 15 días deberá superar el examen de selectividad. La suerte está echada, el trabajo realizado y ahora llega el momento más importante, o uno de los más importantes, en su corta vida. 17 años ya o 17 años solamente.
Aprovechando este momento me gustaría que reflexionáramos juntos sobre lo que a toda esa generación le espera por delante. Las opciones son varias, la universidad, la formación profesional o intentar la incorporación al mundo laboral. Cualquiera de las tres es una opción no exenta de riesgos ni incertidumbres. Hoy cuando los veía allí en su Instituto, pensaba en dónde estaría cada uno dentro de tres o cuatro años. Hasta ahora sus vidas han estado bastante conducidas. Sus aguas han ido por el cauce predeterminado. ¿Por dónde irán a partir de ahora? ¿Qué es mejor o qué es más seguro? (...)

Un abrazote
Guillermo

Raimundo dijo...

Sr. Presidente, los jóvenes todavía se enfrentan a dilemas absurdos, azarosos (y por tanto, crueles), para decidir su destino a unas edades irracionalmente tempranas.

Les obligan las normas decimonónicas de una escuela dirigida a crear élites para el estado, para el mercado (y mini/minorías para la ciencia).

Recemos para que sean los últimos en sufrir la brutal selección del examen. O sea, tiempo de encierro, memoria, suerte, y arbitrariedad (a veces).
Un molde férreo al que tienen que adaptarse. Proceso imposible al que también se le conoce por fracaso escolar (como si solo la escuela tuviese la culpa).

Porque a los alumnos no se les examina según sus capacidades, sino de sus recuerdos… librescos. Ni a sus profesores de su capacidad para divulgar conocimientos (como en Finlandia), sino de sus recuerdos científicos.

Como cuando la información había que llevarla en el cerebro (o manuscrita), porque era lo más económico.

En la sociedad del conocimiento necesitamos otras pruebas para los adolescentes. Que midan su capacidad de aprender a investigar/trabajar/enseñar. Para enseñar/manipular en la fábrica, investigar/producir en la universidad, o trabajar en las ONGs.

Como aprenden los niños de 5 años. La única enseñanza a la que se le inyectó ciencia en cantidades industriales. Con éxito. Pero ahí se quedó. En la universidad no se la espera, a la autonomía de los veinteañeros.

Hacienda, los cocineros, las peluquerías femeninas han alcanzado un altísimo nivel profesional (y algunos departamentos universitarios), porque prestaron atención a la formación. Y poco más.
Hombre del año: “el Pocero”.

No sabemos desterrar las pruebas del s. XX, las del sufrimiento (ya) innecesario. Seguimos pensando que el ordenador es una máquina de escribir perfeccionada.
En fin… total, nosotros ya lo hemos pasado ¡Que arreen ellos!

Un saludo a todos

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