27/3/08

Las pequeñas cosas, "el saber vivir", el fascismo

sábado 22 de marzo de 2008

Los pequeños detalles y los amigos

(...) Pararos a pensar un momento en aquellas cosas que nos producen algo parecido a lo que alguien le llamó felicidad. Salvo los grandes momentos de nuestras vidas, son siempre pequeñas cosas, pequeños detalles. (...)
Quizá yo esté en una etapa de mi vida en la que le doy mucho valor a las cosas sencillas que nacen del corazón. Pero os recomiendo que disfrutéis de ese montón de pequeñas cosas de cada día que son un tesoro. ¿Cuántos amigos tenéis de verdad? Guardadlos como el mejor patrimonio.
Mi madre , una viejita preciosa ahora, es una magnífica poeta o poetisa. Solamente escribió de Olivenza, de Badajoz, de Extremadura y de Córdoba porque fueron los sitios donde vivimos, del amor , y de su familia.
A mi me hizo una en la que decía que en la vida podría no tener votos pero sí tendría amigos.
A mis amigos.
Un abrazote.
Guillermo


Raimundo dijo...

Sr. Presidente: Las pequeñas cosas. Las personas. Saber vivir. La cultura del sur, la latina.

Un barbero sevillano, mientras afeita a la clientela, escucha el canto de su canario, pendiente de cambiar la jaula de sitio cada poco tiempo, para que no le dé el sol (la barbería, el antiguo blog del pueblo). Habla, discute, opina, de política, del tiempo, de las cosas de los ricos, de las familias, de los que se salen del tiesto.

Entre sus parroquianos, unos saben bailar, otros tocan la guitarra, están los de las palmas, y los muchos que solo sirven para mirar o escuchar. Cultura.

En el Norte. Del Ebro para arriba (más o menos). El fascismo. Las grandes palabras. Sin personas.

Sebastián Haffner. Un alemán de buena familia (no judía) que se autoexilió de la Alemania de Hitler porque tenía buen olfato (detectó el verdadero olor del nazismo, al que los demás se acostumbraron). El que mejor cuenta en sus novelas la insidias del fascismo cotidiano, el que pronosticó el suicidio de Hitler, antes de la 2ª Guerra Mundial y no después.
Le dio muchas vueltas, pero sólo encontró una vacuna contra lo que destrozó su vida: “el saber vivir”.

El norte hoy (País Vasco). La frase que estremeció a Gutiérrez Aragón, y cuenta en El País/Babelia de esta semana: “No hace falta que cierre la puerta de la habitación, aquí la gente es honrada. Al que no se mete en nada, no le pasa nada”

El franquismo. Dicen que viven muy bien. Con el olor de la miseria moral. Indetectable para muchos. Para los Anasagastis.

Un saludo a todos

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