6/3/08

El manejo del tiempo

domingo 2 de marzo de 2008


El tiempo

...Bueno, pues se me ha ocurrido para no hacerle ruido en casa a María Luisa y los chicos irme a tomar un café con un par de churritos al Bar Reyes. Se encuentra en la Barriada de Los Naranjos de Olivenza. Es un barrio de gente sencilla y trabajadora. Allí me he encontrado a tres amigos de toda la vida. El "Lili", el "Feluco" y el "Chencha". Son de mi edad o algo mayores pero muy poco. Ellos, como tantos otros amigos del pueblo, dejaron las escuela siendo niños para trabajar, mientras yo entonces tenía el privilegio de poder seguir estudiando en un gran colegio. Hoy, algunos de sus hijos y algunos de los míos son amigos y han estudiado juntos toda la enseñanza obligatoria. Nos vemos con alguna frecuencia en el campo del Olivenza, en alguna calle, apenas un hola y adiós. Hoy hemos tenido TIEMPO. Hemos hablado de cofradías, de fútbol, de toros, de trabajo, de las hijas...

Al terminar me he despedido dándole las gracias. Y me he puesto a pensar en el valor de las cosas que no tienen precio. Sobre todo del tiempo para estar con la familia, con los amigos, para leer, para escuchar buena música. ¿Le otorgamos el suficiente valor a un modelo de vida y convivencia en el que hay tiempo?

Quizás no sea el tema más indicado en una semana final de campaña. O quizás sí. Cuando hablamos los políticos, ¿contribuimos a la reflexión ? ¿O más bien lo contrario?
En estas elecciones es bueno que se sepa que no votar no es abstenerse.
Buena semanita a todas y a todos.
Guillermo

Raimundo dijo...
Sr. Presidente, nos pide hablar del tiempo, de lo que se puede hacer con él (hacer amigos, por ejemplo) por tanto, hablaré de su manejo. Veamos.

El tiempo se va rápido (y en Madrid, no veas). Es gratis, pero está tasado y no hay prórrogas. Y sirve para trasmitir cultura (la de la tertulia, por ejemplo) a la siguiente generación… y en las sociedades latinas, eso se hizo siempre hablando a la hora de comer.

Hay que salvar ese momento del mediodía en que transmitimos nuestra forma de ser/pensar, o iremos a peor. Ya vamos.

¿Qué se puede hacer con los horarios? En un pueblo de Toledo, las colas de coches a la entrada de su único polígono industrial (a las ocho de la mañana), parecían madrileñas. Decidieron que un tercio de las empresas abriesen a las ocho menos diez, otro a las ocho, y el resto a las ocho y diez. Se acabó el atasco. Es un pueblo muy organizado.

¿Y con la industria? En Francia, una fábrica propuso a sus obreros trabajar cuatro días seguidos, y el resto de la semana, libre (era mejor para las máquinas). A muchos obreros les encantó tener tantos días seguidos para estar con la familia, que con el sistema de turnos, ni la veían. Los sindicatos se opusieron. No pudo ser. Pero el amontonar el tiempo de trabajo en cuatro días tuvo partidarios fervorosos.

¿Y en los servicios? La gente que trabaja ante un ordenador puede hacerlo desde su casa. En la administración pública, un 30% o más de los funcionarios podría acogerse al sistema de teletrabajo. El ahorro en tiempo sería colosal (y en oficinas).

Así pues, el tiempo se puede escalonar, acumular, o llevárselo a casa. Todo vale con tal de salvar la comida del mediodía, porque es el momento en que se habla en una atmósfera optimista y relajada. Es un síntoma de calidad de vida, que debiera ser inherente a todas las ciudades medias (500.000 h.)

(No soy partidario del horario inglés, el que la empresa quiere imponer en todas partes, porque sólo es justificable en las metrópolis. Y es que en la tarde/noche el cansancio lo domina todo, y el televisor).

Tiene razón sr. Presidente, hay que manejar el tiempo para no perder el diálogo, el familiar, el de los amigos, ya medio olvidado.

Un saludo a todos

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